Valencia-Barça, cuesta abajo en la rodada

He aquí que el Valencia-Barça se resiste a terminar. Fue un partido con un tinte dramático, serio, muy bien calificado en este periódico por Juan Cruz como uno de otro tiempo. Un partido con una lesión grave, con arbitraje polémico, con tensión en la grada, con vaivenes en el marcador, con penalti de última hora, con lanzamiento de objetos. Un partido de otro tiempo, sí... pero en este tiempo. Y este tiempo, que no es aquel, encutrece todo aquello con una sucesión de apariciones que transforman lo que en otro tiempo hubiera sido un viejo y entrañable drama en un remedo de película de Berlanga. Una película que todavía no termina.

Todo estaba en su sitio cuando Messi metió el penalti; entonces los del Barça fueron a cantar el gol donde menos apropiado era, y de entre ellos se destacó el menos apropiado, Neymar, y dijo lo menos apropiado; entonces un chaval colérico tiró una botella y le atinó, y varios más sufrieron el impacto por empatía. Y de ahí adelante, un delirio creciente mantiene abierto un caso que no deja en buen lugar a nadie. Mal Neymar, mal el Barça que no le ha hecho la mínima crítica, muy mal el chico que tira la botella, muy mal García Pitarch en su alegato final. Mal, claro, el árbitro, que desde la lesión de Iniesta no había dado ni una.

Pero todo eso en caliente, lo que tiene un pase. Hasta lo tiene la intervención en el descanso de la mujer de Garay, que puso su granito de arena. Mucho peor es lo siguiente, ya en frío. Tebas terció innecesariamente en el asunto y Gaspart se apuntó gozoso, introduciendo la palabra odio, que hubo de retirar después. Como éramos pocos, parió la abuela y Francisco Rubio, presidente del Comité, imbecilizó en la redacción de su nada resolutiva resolución. Ahora, para que el carrito no pare, Bartomeu quiere mandar ante el TAD a Tebas. A todo esto, Antiviolencia dice que ‘sigue recabando informaciones’... Puro Berlanga, en fin.