Va a hacer 40 años que a dos grandes aficionados del atletismo, Francisco Perela y Mauricio Blanco, se les ocurrió hacer una maratón en Madrid. Una maratón popular, que por aquel entonces sonaba a chino. Maratones había, pero para atletas. Se sabía que en Nueva York había una para todo el mundo, y salían ¡7.000 personas! El truco era correr despacio. LSD, se decía. LSD era la droga de la época, pero este LSD quería decir long slow distance. El método funcionaba. Uno se ponía a correr despacito, y llegaba muy lejos. Era cuestión de tiempo. Y como daban seis horas para terminar la maratón... Pero el desconocimiento era absoluto. Eran tiempos en los que correr por la calle era un desvarío. EL PAÍS acababa de nacer y apostó por la maratón, como movimiento novedoso. ¡Había que romper moldes!

Comenzó a publicar planes de entrenamiento, guiados por Guillermo Ferrero, técnico del Club Maratón, y la inscripción para la prueba fue inesperada: ¡8.000 participantes! Madrid, capital de la movida, se había convertido también en capital de la maratón. La cifra se ha doblado hoy en día. La información sobre cómo correr una maratón ya es exhaustiva. Correr forma parte de nuestra sociedad. Mas la maratón sigue siendo un reto para muchas personas. Una experiencia que permite pasar de la agonía al éxtasis en cuestión de segundos. Si va a hacer 40 años que EL PAÍS tiró de la maratón, ahora otro medio del Grupo PRISA, AS, lo vuelve a hacer. Desde aquí, nuestra alianza y compromiso con MAPOMA son firmes para que el 23 de abril de 2017 se vuelvan a desbordar todas las previsiones. Como aquel 21 de mayo de 1978.