Me sorprendió Valverde, hombre de cero excusas, cuando el jueves tras el derbi habló en la rueda de prensa de que su equipo tiene “el listón muy alto y a veces responde y otras no puede”. Es una realidad que la afición se ha acostumbrado mal en los últimos tiempos, entre el primer año de Bielsa y los tres triunfadores de Txingurri. Quizás sea cierto que falte pasión en la grada para empujar más por existir un empacho de buenos resultados. No es menos veraz que este Athletic debe pelear por Europa debido a su potencial deportivo y que el club invierte todo y hasta de más en pagar a futbolistas y técnicos (quinto gasto liguero). La exigencia es lógica.

Nadie pone en duda la cualificación de Valverde para conducir este barco, que tan cerca ha estado con él de surcar la Ría. Eso no quita para que, como todos los entrenadores, cometa sus errores. Al Athletic, más allá de los problemas defensivos a balón parado, le falta fundamentalmente juego ante equipos que se meten atrás por su inferior  calidad. Otra cosa es ante los que se abren. Así le lució el pelo en Sassuolo y Genk. Y no creo que sea poner el listón demasiado alto exigir que los leones se clasifiquen para la siguiente fase de la Europa League en el asequible grupo que les ha tocado.