El día que Maradona pidió cenar con Chendo

El caño que no fue. Del Real Madrid–Nápoles, disputado en septiembre de 1987 a puerta cerrada, además del 2-0, algunos recuerdan los suspiros, otros las voces de los narradores radiofónicos y los futbolistas del Madrid no olvidan los gritos de Camacho desde el banquillo. Aquel partido pasó a la historia por aquellas gradas huérfanas y por el excelente marcaje de Chendo al mejor Maradona. Incluso, el hoy delegado del Madrid le tiró un caño al icono del fútbol mundial, pegado al banderín de córner (lo pueden buscar en Youtube). Ese túnel no fue limpio, pero sí lo fue el impresionante marcaje de Chendo al Pelusa, un año después de consagrarse como uno de los mejores de todos los tiempos en el Mundial de México. Maradona pidió a Jorge Valdano, entonces compañero de selección, que invitase a cenar a su casa a su marcador aquella misma noche. Nada más verle le espetó: “Jamás me marcaron tan bien, sin darme ni una sola patada”.

‘Mimado’ Benzema. Fabio Capello ha dicho una obviedad para intentar argumentar la que considera buena gestión de Zidane en ataque. El gran problema de Karim es que el partido que más le cuesta jugar es contra sí mismo. Va sobrado de talento, pero ahora pone a prueba su fuerza de voluntad y su disciplina para estar al nivel físico que requiere este Madrid. Benzema ha estado tan consentido en el club blanco, que ha llegado a no tener ni competencia para el puesto. Esto no tiene que ver con reconocer que, cuando está a tope, es uno de los cinco mejores del mundo en su puesto. A día de hoy, parece lejos de ese nivel.

La gestión de Zidane. El balance del técnico francés, desde el resultado, sólo se puede calificar de sobresaliente en sus cien primeros partidos, Castilla incluido, con el que no cumplió objetivos: Después, La Undécima y la Supercopa de Europa, el liderato provisional tras un cuarto de Liga y la jerarquía en la Champions. La sensación es que su manejo del vestuario y del entorno es excepcional. Queda por mejorar el trazo del equipo en muchos partidos, la vulnerabilidad defensiva y la motivación frente a rivales teóricamente menores. Le ha puesto una sonrisa en el rostro al madridismo.

Entre Nacho y Varane. Siempre cabe apelar a la ausencia de Casemiro en el equilibrio defensivo o a la de Modric, en la de manejar el tempo del partido; incluso, a la de Marcelo que es la salida limpia del juego blanco, pero el momento de Varane es, si cabe, lo más preocupante para Zidane en este inicio de temporada. Ahora, sin Pepe ni Ramos, es hora de dar un paso adelante y de mostrar al jefe que siempre se intuyó en el futuro de la defensa blanca. Nacho, por el contrario, no es sospechoso. Cumple siempre y, además, se atreve. Como Lucas o como Morata, genera identificación.