Griezmann volvió a demostrar ante el Rostov que es un jugador top mundial. De los que aparece cuando se le necesita y es la auténtica bandera de este proyecto rojiblanco. Nunca se arrugó y sus dos goles fueron por ser el más listo de la clase. Estar en el sitio adecuado en el momento oportuno. Antoine sigue escalando posiciones para poder sentarse en la mesa de los elegidos y por el Calderón ya nadie duda de que es un mito que nunca olvidará la afición rojiblanca. Con esta victoria el Atlético ya está en octavos de Champions y ahora puede meterle el diente a la Liga y a la Copa, aunque está claro que tiene que corregir defectos que se vieron sobre el campo.

Lo más preocupante es la inseguridad defensiva y el hecho de que últimamente esté encajando goles en todos sus partidos. Igualmente, Gameiro, Fernando Torres y Correa siguen sin aprovechar las ocasiones que tienen para ser los compañeros de Griezmann. Se dejan el alma en el campo, pero no terminan de tener las ideas claras para potenciar al máxima su teórico poder realizador. Tampoco me olvido que por enésima vez el Atlético volvió a dejar claro que en el apartado del fútbol aéreo en el que hace dos años era un peligro constante, ahora, nada de nada. Es otro de los lunares que debe estudiar el cuerpo técnico del Atlético. Los primeros deberes de la Champions se han pasado con matrícula. Este Atlético incluso gana cuando no juega nada bien. Enhorabuena al equipo por su pase.