Conchita, la gran capitana

Conchita Martínez va a tener la oportunidad de seguir al frente del equipo español de Copa Davis; también, del de Copa Federación, que es la Davis en versión femenina. Se lo merece. Con ella de capitana, el tenis masculino se ha pacificado. Miguel Díaz, presidente de la Federación Española, sucesor de Escañuela y hombre de pocos protagonismos, ha visto que la cosa marcha con Conchita y no encuentra la necesidad de cambiar. Ferrero se ha postulado como capitán, y tendrá su oportunidad. Seguro. Conchita no va a ser capitana de por vida, y cuando deje el cargo, quizá para ser directora general, deportiva, técnica o lo que ella quiera, será el momento de Ferrero. Ahora no es necesario el cambio. Los jugadores aceptan a Conchita, y eso ya es mucho.

Que Nadal por un lado o Garbiñe por otro hayan mostrado su conformidad a acudir a las llamadas de Conchita garantiza que se acabaron los líos. ¿Quién iba a decir que con ella iba a llegar el tan esperado periodo de estabilidad en nuestro tenis? Y no será porque no hayan desfilado por la capitanía gente de renombre: Emilio Sánchez-Vicario, Albert Costa, Corretja, Moyá... hasta que llegó Gala León, nombramiento que fue considerado una provocación. Con Sánchez-Vicario y con Costa la cosa resultó, pero después comenzamos a caer en picado. Ahora que con Conchita hemos vuelto a remontar el vuelo, justo es que siga. Su ratificación ha de llegar pronto. En febrero esperan los croatas y las checas, en un año en el que hay puestas muchas esperanzas.