Lo de Aritz Aduriz ante el Genk es memorable. Dirán que tres goles fueron de penalti. Puedo explicar la responsabilidad que se siente al lanzarlos en un partido en el que no van 4-0, en el que cada tiro es fundamental. Todos bien ajustados, con mucho mérito. Lograr cinco tantos en un partido europeo es una pasada y los belgas me parecieron un equipo muy peligroso. Hace poco estuve con él en Lezama, junto a mi nieto, y bromeaba con que no llegaría a mis 199 tantos. Ahora firmo que me supere, aunque es un reto difícil. No me va a pasar. ¡Ya me gustaría! Es un seguro de vida para el Athletic, ojalá dure muchas temporadas. Yo me retiré con 36 años, los que cumplirá en febrero. Quería tirar uno más y Clemente me dijo: “Dani, vete para casa, es lo mejor”. Aritz no está así, se le ve muy fuerte mental y físicamente. Esto último sólo se logra con su profesionalidad, con trabajo y descanso. Más allá de ser un atleta, se cuida muchísimo. No es lógica su actual condición.

Lo grande de Aduriz es que todo lo hace por el equipo. No es el clásico egoísta. Va a pasar a la historia como un gran goleador y no sólo del Athletic. Y como un gran compañero. Mete cinco tantos y lo primero que dice es que sin el equipo él no es nadie. La experiencia le ha hecho mejor. Es una pena que no lo hayamos disfrutado más temporadas.