El tercer tiempo

Amor al club

Mario Benedetti era seguidor del Nacional. Una vez su editor mexicano quiso homenajearlo y puso en la portada de un libro de cuentos del maestro la bandera del Peñarol. Se equivocó. El grito del poeta fue simple y violento: “¡Mierda!” No hubo más. El editor retiró la edición, modificó la portada y así le pidió perdón. Benedetti quería más al Nacional que a su poesía. No odiaba al Peñarol: creí que no existía.

Esa palabra

No hay palabra más terminante que esa, “¡Mierda!” Ya no es sólo la expresión que alude a la física de la que proviene el término. Y no es un insulto: es una definición de la desgracia. Más allá de la mierda no existe nada, así que has de volver pronto de esa mala suerte. La dijo Messi el jueves por la noche y nunca la había dicho así. Su equipo nacional, al que volvía, había tocado en la puerta de la desgracia.

A ver si salimos

Es lo que dijo el crack del Barça cuando acabó el partido; él se distingue por hablar bajito y casi nada. Pero esta vez lo dijo: “Las cosas van mal, muy mal, a ver cómo salimos de esta mierda”. No recuerdo una frase así suya ni cuando lo llevaron a juicio, asistido por el buen Bacigalupo, el abogado más educado del mundo. Quizá por eso Messi no rompió los platos.

Memoria del club

Al tiempo que decía eso Messi para mostrar, también, que es un ser al que el sufrimiento nacional le llega al alma de tal manera que le sugiere esa frase final de todo, “¡Mierda!”, en Madrid vivía su rival eterno (en fútbol eterno es un par de años) un momento de gloria: el Real Madrid lo coronaba madridista hasta el 2021, que era también una manera de hacerlo eterno. Ya Cristiano es memoria del club.

La eternidad es ya

Eliseo Alberto, extraordinario escritor cubano, tiene un libro llamado Al fin la eternidad comienza un lunes. Y ese jueves al mediodía comenzó la eternidad de Cristiano Ronaldo en el Madrid, horas antes de que la Argentina de Messi entrara, lo dijo él, en la mierda. Lo dijo el crack portugués al tiempo, además, que Guillem Balagué presentara su impresionante biografía del astro: El fútbol tiene olvido pero el Madrid tiene memoria.

Y la memoria golea

Esa frase, El fútbol tiene olvido pero el Madrid tiene memoria, me devolvió al maestro Benedetti, cuyo conjunto poético tiene este título: El olvido está lleno de memoria. Fue inesperado para muchos ese aliento poético de Cristiano, pero este hombre es una caja de sorpresas. Fue tan atinada su frase que ya parece hecha por alguien hace siglos, por Séneca o por Marcel Proust. Fue su gol por la escuadra de la historia.

Palabras y juego

Mientras uno decía “¡Mierda!”, el otro decía a la vez olvido y memoria, las dos palabras que definen la felicidad de vivir y de quedar. Rabia y permanencia en la mente y en las palabras de los dos Balones de Oro del fútbol mundial. Mientras tanto, más modestamente, los españoles de la nacional jugaban como antaño para recordarnos los buenos momentos de Aragonés y Del Bosque.

Frutos del bosque

El equipo rival balcánico se hizo una macedonia de frutas después de haber amenazado el hígado de Lopetegui. Ese gol en propia puerta mereció la palabra de Messi, ¡Mierda!, y desató el desánimo. España fue otra vez lo que diseñaron aquellos entrenadores y parecía olvidado. En El Larguero lo dijo Álvaro Benito: “Son capaces de hacer paredes dentro del área”. Eso es España, más llena de memoria que de olvido.

La frase

“El olvido está lleno de memoria”

Mario Benedetti, poeta uruguayo y seguidor del Nacional