Uno de los volantes de Mercedes se ha quedado libre. Ese volante garantiza prácticamente el título o, como mal menor, unas cuantas victorias y numerosos podios. De inmediato, Alonso aparece como uno de los candidatos a ocuparlo. ¡Ojalá sea una realidad más que un deseo! Todos esperamos el momento en el que pueda tener un coche que le devuelva a los podios, en los que no le vemos desde el 27 de julio de 2014, o le lleve hasta la victoria, la cual no se produce desde el 12 de mayo de 2013. Demasiado tiempo fuera de los focos, en el que no sólo Rosberg y Hamilton se han aprovechado de la superioridad de Mercedes. Desde entonces, también hemos visto desfilar por los podios a Ricciardo, Verstappen, Vettel, Raikkonen, Checo Pérez, Bottas, Kvyat, Massa y Grosjean.

Menos Raikkonen y Massa, todos son más jóvenes que Alonso. Jóvenes, ambiciosos y a poco que el coche les responda, capaces de hacer frente a los mismísimos Mercedes. Los 35 años empiezan a ser una edad límite. A los 35 Schumacher consiguió su último título, porque llegaba un Alonso pletórico. Alonso tiene ahora 35, y sus incondicionales, entre los que nos incluimos los propios periodistas, contribuimos a que se confunda la información con la propaganda. ¿Sigue siendo Alonso tan bueno como decimos? ¿Tan bueno como para provocar una guerra de egos en Mercedes, como la que ya sufrió McLaren? Pase lo que pase, estamos ante unos días muy interesantes. Siempre se dijo que la mejor escudería elige a los mejores pilotos, y en breve sabremos quién es el otro mejor de la parrilla.