La pelota, parada

La Liga es eso que pasa mientras el Barça y el Madrid siguen tratando de disimular sus carencias a base de jugadas a balón parado mientras marcan paquete con goles de jugadores pagados a precio de oro, entrenados por técnicos comprados en el todo a cien que ganan partidos gracias a jugadas de estrategia que diseñan sus ayudantes. Hacía tiempo que no se veía un partido más mugriento y falto de categoría entre los gigantes del fútbol español como el del Camp Nou, donde la única emoción la pusieron los errores disparatados de dos plantillas sin ninguna idea de juego y que viven de la inspiración individual de sus cracks. Desde ambos banquillos, el mensaje estaba claro: encefalograma plano.

Al fin y al cabo, para decidir partidazos como estos en jugadas a a pelota parada no hacían falta tantas alforjas ni tantos millones. Teniendo en cuenta la cochambre de partido que se vio y que se jugó a las cuatro y cuarto de la tarde en deferencia al público asiático, se puede concluir que después del esperpento del Camp Nou, el bádminton seguirá siendo por muchos años el deporte rey en el continente asiático.

La Liga sigue igual, el fútbol, peor, las apuestas por el Balón de Oro o The Best igualadas en función del fanatismo. Y mientras tanto, para desgracia de todos, la pelota sigue parada.