Inocente no es tan solo una palabra

La declaración de la renta es un galimatías que tiene expertos. Los asesores fiscales están entre los expertos que saben sacar de la letra menuda las conclusiones de las que se fía todo el escalón social, desde los ricos a los medipensionistas. Los futbolistas de élite están entre los ricos. Los enredos que suceden una vez que amasan cantidades ingentes de dinero envuelven a familiares, asesores que no son especialistas, consejeros que no son buenos asesores y personas que aconsejan como si te atravesaran el pie cerca del área.

Le tocó a Messi, y le dijeron de todo. Él dijo, con la candidez que se le supone a un muchacho que sigue dependiendo del criterio de su padre para según qué cosas, que su papá (los sudamericanos, los latinoamericanos, dicen papá, qué se le va a hacer: nosotros también lo decimos, pero a nosotros no nos avergüenzan) se ocupaba de los papeles, de las empresas y de las demás gabelas.

Un representante de la abogacía del Estado llegó a decirle que era “el padrino” y ya eso corrió como la pólvora, como si fuera una condena antes de tiempo, para que al reo (al supuesto reo) lo condenaran también en los campos. Ahora le ha tocado a Cristiano Ronaldo, como si esto fuera una diástole y una sístole con cuyo vaivén se repite un clásico por otros medios.

Lo que se dice para Messi vale decirlo para Cristiano Ronaldo. Habrá quienes en un sitio se alegren del mal de otro y viceversa. Ese es un error. La presunción de inocencia es sagrada, para los grandes y para los chicos. Los que alardean ahora de saberlo todo acerca de las finanzas de los dos cracks del fútbol mundial seguramente no saben hacerse tampoco su declaración de la renta. Y se pondrían muy nerviosos si les encontraran papeles que no saben explicar.

Cuando pasó lo de Messi (que sigue pasando) los buenos abogados que tiene recomendaron paciencia y sosiego, y no la hubo ni siquiera en el lado del Estado, como queda dicho. Para Cristiano Ronaldo cabe la misma consideración. Los futbolistas no son pim pam pum, merecen en todo caso la consideración de cualquier ciudadano. Darlos por culpables no es sólo injusto desde el punto de vista humano. Es injusto desde el punto de vista judicial. Y no aciertan quienes ahora piensan, y dicen, que en un club están felices porque en el otro ahora se reciban malas noticias sobre la renta.

En cualquier caso, quien quiera rentabilizar esta situación comete un pecado de mezquindad mucho más grave que cuando se desea que el contrario pierda hasta cuando entrena.