El partido de esta noche tiene truco. Por un lado podría darle igual al Bayern, ya que la derrota por 3-2 en Rostov dejó sentenciado el Grupo D con el Atlético primero y los muniqueses segundos. Por tanto, lo más normal sería que Ancelotti le dé minutos a los poco habituales y se centre plenamente en la Bundesliga, donde milita segundo a tres puntos del líder, el Leipzig, y recibe al Wolfsburgo el próximo sábado. Pero el partido de hoy, a pesar de no tener importancia para ambos equipos, es especial para el FCB. Lo es porque volverá a enfrentarse al Atlético del Cholo Simeone, su bestia negra en 2016. Los rojiblancos eliminaron al cuadro bávaro en las semis de la edición pasada y volvieron a imponerse en la ida de la actual fase de grupos, iniciando una plaga de resultados negativos para el campeón alemán que tuvo su colmo en las dos derrotas seguidas ante el Dortmund (1-0) y el Rostov.

Haga falta o no, los de Carletto necesitan ganar hoy para quitarse la espina colchonera que se ha clavado en los rombos de su escudo, al igual que pasó al revés en 1974, despues de aquella final maldita para el cuadro rojiblanco. “No es un rival al que el Bayern le haya ganado muchas veces recientemente”, dijo Hummels: “Nos gustaría demostrarnos a nosotros mismos que somos capaces de ganarles”. Una nueva derrota, en cambio, supondría un punto de inflexión para el cuadro de Ancelotti después de haber superado una crisis de resultados hace nada, encadenando dos victorias ante Leverkusen (2-1) y Mainz (3-1). El Bayern sacará pecho. Se lo pide su historia. Y su naturaleza.