El paso al frente de Isabel Macías

Isabel Macías es una atleta de 1.500 metros, que llegó a ser subcampeona de Europa en pista cubierta en 2013. En las competiciones al aire libre representaba a esa casta de atletas que acuden a las competiciones con el aprobado justito. Lo normal es que pronto quedara eliminada; si alcanzaba la final, ocupaba las últimas posiciones. Hasta ahí, nada que objetar. Pero de un tiempo a esta parte se han ido conociendo positivos de atletas, y corrigiendo clasificaciones. Isabel Macías se ha encontrado con que había pasado de novena a sexta en unos Mundiales en pista cubierta, de décima a sexta en unos Europeos al aire libre, de quinta a tercera en otros en pista cubierta, y de segunda a primera en una Copa de Europa. Se le ocurrió echar cuentas, y había dejado de ganar 28.500 euros.

Eso no es una curiosidad. Es una denuncia en toda regla. Denuncia por parte de aquellos que se sienten estafados por rivales que utilizaron métodos prohibidos para ganar. Hasta tiempos muy recientes a nadie se le ocurría reclamar, como si todos tuvieran cosas que ocultar. Pero ahora hay deportistas que se desmarcan del bando de los que se dopan o se callan. Pasa particularmente en el atletismo, desde que hay evidencias de que este deporte no es ajeno a los problemas del dopaje. Que Isabel Macías haga sus cuentas y las haga públicas es edificante. Este es un problema que aún está por arreglar en la práctica. ¿Cómo? Impidiendo que un sancionado vuelva a competir hasta que no devuelva el dinero que ha ganado fraudulentamente. Por ejemplo.