El síntoma de la piel quemada y del ‘ojo por ojo’

Real Madrid - Dortmund en directo

Cuando la piel está quemada, cualquier rozadura irrita. Ese síntoma es el que se da ahora en Barcelona. Después de haber sido achicharrados por los problemas fiscales de Messi, cualquier opción de que un caso similar se trate de forma diferente cuando afecta a la máxima estrella del Madrid, ha provocado reacciones tan comprensibles como desmesuradas. La piel está en carne viva y el mínimo roce hace saltar a cualquiera. Sin tiempo en entrar a valorar pormenores legales de un tema muy complejo, la opinión pública y la publicada no se paran en la letra pequeña. Se pide el ‘ojo por ojo’.

La indignación tiene una base. El tratamiento mediático y judicial contra Messi fue insólito y desmesurado tal y como han reconocido significados jueces. El último, Baltasar Garzón en una entrevista la semana pasada en La Vanguardia. A portadas de diario que lo situaban entre rejas y encuestas en programas de televisión que preguntaban a la audiencia: “¿Debe entrar Messi en prisión como le pasó a Isabel Pantoja?” se sumó la Abogacía del Estado con una agresividad nunca vista antes (y mira que casos de corrupción ha habido en España para ensañarse, de Bárcenas a Rato) calificando el letrado Mario Maza al jugador del Barça en los siguientes términos: “No quiero comparar a Messi con un mafioso, pero es como si fuera el capo de una estructura criminal”. Estaban juzgando los poderes que el jugador, cuando tenía 19 años, cedió a su padre. Jorge Messi también ha sido tratado por el Estado muy duramente en las formas. Tuvo que escuchar del Abogado del Estado que “su testimonio tiene credibilidad cero” o “por muy profano que sea en estos temas, esto lo entiende hasta un niño de diez años, todo lo que dice, tiene credibilidad cero”.

Más allá de las diferencias técnicas entre ambos casos, contrasta e indigna en Barcelona aquella agresividad con la prudencia actual con la que la Fiscalía se toma el caso CR. Asegura Hacienda que su trabajo es conocido por la Fiscalía, la misma que se dio prisa para procesar a Leo ahora va con pies de plomo. Incluso un juez amenaza con prisión a quien publique algo. La piel, arde. Aunque nadie entienda de qué se habla, lo que está claro es el ‘cómo’ se está hablando.