En Nápoles lo sabíamos desde que marcó Reus. Nadie tenía dudas. En en último fin de semana, paseando por los Tribunali, o San Gregorio Armeno, la frase “te imaginas el Bernabéu” era la más cotizada. Será que aquel gol de Butragueño y el sueño frustrado de ganar una Champions con Maradona nunca se olvidó. Será que el Nápoles, que hace 10 años jugaba en tercera división y lleva siete seguidos en Europa, se merecía este cruce. Se merecía jugar ante el campeón.

Cuidado, con los azzurri. Tienen garra italiana, eso sí, pero también juego a la española. Con Sarri los napolitanos defienden alto y tocan, tocan y tocan como nadie en la Serie A. Pasó factura la lesión de Milik, que había empezado genial como heredero de Higuaín (7 goles en 9 partidos) y estará disponible a partir de enero, junto con un nuevo fichaje en la delantera (suena Pavoletti). Sin embargo, los partenopei marcan goles también sin él, y sin el 'traditore' Higuaín: de hecho, ya llevan 32 en este campeonato, cuatro más de la temporada pasada, cuando el argentino dominaba la clasificación de los capocannonieri.

Será un partido especial para Pepe Reina, al que la Champions le debe más de una, y para Albiol y Callejón, que se enfrentarán a su pasado. Son, con el gran capitán Marek Hamsik, los líderes de un equipo que cuenta también con la fantasía de Insigne y Mertens, la fuerza en defensa de Koulibaly, y el hambre de talentos jóvenes como Diawara y Zielinski. No tendrán nada que perder, y esta será su mayor ventaja. La otra, y no es poca cosa, es el partido de vuelta en el San Paolo, donde cayeron en los últimos años de Champions Manchester City, Chelsea, Borussia Dortmund, Arsenal y Benfica. Será una noche inolvidable. Y aquí, ya lo sabíamos...