El Madrid cambia de cara

Todos los males del Barcelona en la Euroliga pasan principalmente porque ha perdido tres partidos seguidos. Tres partidos que ha jugado de manera consecutiva fuera de casa. Es exactamente la misma situación que el Madrid. Ayer perdió en Belgrado, igual que en las dos salidas anteriores, a las canchas del Darussafaka y del Fenerbahce. No es que por esta derrota la clasificación del Madrid corra peligro, en absoluto, pero dado los resultados que se están dando en la Euroliga, las victorias fuera de casa empiezan a tener valor doble. Sólo el CSKA se mantiene muy sólido en sus salidas (seis victorias y una derrota), y del resto de equipos, únicamente Olympiacos y Darussafaka muestran un saldo favorable (cuatro y tres), lo que les lleva a estar entre los ocho primeros.

La renta del Madrid sigue siendo, no obstante, muy amplia. Con quince victorias se pasará de fase, y le bastarían seis más con aún dieciséis partidos por delante. Por tanto, preocupación cero. Pero sí sorprende que de un gran rendimiento en sus primeras salidas —derrota por un punto en Moscú y 63-102 en el Palau—, el equipo haya perdido chispa en diciembre. De sus últimos doce cuartos jugados fuera, sólo ha ganado tres. Puede ser una cuestión de picos en la preparación de los jugadores, de lesiones, pero también de actitud y mentalización cuando se juega en ambientes hostiles. Tanto viaje, tanto trajín —y sólo va la mitad—, parece que se les está atragantando a los jugadores, no sólo a los del Madrid, y ahí tendría su explicación por qué tanta derrota fuera de casa en esta Euroliga.