El año de Salom y Márquez

El año que se nos va resultó en el Mundial de motociclismo un año capicúa. Cierto es que el número 2016 no empieza como acaba, ni viceversa, pero el pasado curso será recordado por muchos para siempre por Luis Salom, dorsal 39 de Moto2, y Marc Márquez, el 93 de MotoGP. El 39 del mallorquín y el 93 del catalán, de ahí lo de capicúa, aunque señalados ambos por motivos muy diferentes… Luis sufrió un trágico accidente durante los segundos libres del GP de Cataluña en el que perdió la vida y recordó al mundo la parte cruda y amarga que siempre amenaza a este deporte. Su pérdida dejó una herida para siempre y reabrió otras que nunca llegaron a cicatrizar, como las de Simoncelli, Tomizawa o Kato, por citar sólo las tres víctimas mortales anteriores.

El caso de Marc es mucho más feliz. El de Cervera logró su tercer título de la clase reina y el quinto desde 2010 con los de 125cc y Moto2. Más allá de sus números con 23 años, que le convierten en el más grande de todos los tiempos a esa edad, está el mérito de ganar con una moto, la Honda, que ni mucho menos fue la mejor de la parrilla. El cambio a la centralita única se les atragantó más que a otras fábricas, y durante la pretemporada se oyó en el box de Márquez decir que si se ganaba el título sería un milagro. El pupilo de Alzamora obró el milagro, corriendo con más cabeza que nunca y demostrando que en las motos aún está el piloto por encima de la mecánica.