La natación ya tiene su diosa

Este año que se nos va ha sido olímpico, y los resultados se pueden considerar satisfactorios. Después de los Juegos de Barcelona 92, los de Río han sido donde más oros se ganaron. En piragüismo (3), atletismo, bádminton, natación y tenis. Ya sumamos unos cuantos en la historia de nuestro deporte: 45. Se suman las platas y los bronces, y alcanzamos la cifra de 151 medallas. Cuatro son de una nadadora. Hay quien tiene más. Cinco. Es David Cal, quien se retiró a un año de los Juegos al comprobar que no alcanzaba el nivel de exigencia requerido para seguir en la alta competición. Esa nadadora que amenaza ahora el récord de Cal —en Tokio 2020 aún tendrá 29 años— es Mireia Belmonte García, nacida en Badalona, hija de José, natural de Freila (Granada) y Paqui, de Huelma (Jaén).

En Río consiguió el tercer oro de la natación española, tras el de Martín López-Zubero y el de la Selección masculina de waterpolo, ambos de Barcelona 92. López-Zubero tiene doble nacionalidad, y siempre compitió por España, pese a haberse formado en EE UU, razón por la cual poco contribuimos a su medalla. A la natación, brillante con el waterpolo y la sincronizada, le faltaba la gran figura olímpica de referencia, como lo pudo ser Cacho en el atletismo. Mirea Belmonte, por fin, lo ha conseguido. Tras dos platas en Londres, llegó el oro en Río. Y otra medalla más. Han sido cuatro años de esfuerzo y de renuncias. Incluso a los Mundiales el año pasado ante el riesgo de agravarse una lesión. Por eso, ella mejor que nadie para lanzarnos ese mensaje de que “con trabajo e ilusión”, todo se puede alcanzar.