Del cerebro de Zizou al césped

Ayer, en la conferencia de prensa, Zinedine Zidane se hizo muchos líos con el idioma. Metió palabras de francés en español y palabras de español en francés. Y por supuesto bromeó con esa dificultad que tenemos a veces los que vivimos entre dos lenguas. Sobre todo después de pasar unos días en nuestra tierra natal. Pero lo más importante es que nunca se pierden los mensajes que el entrenador del Madrid quiere lanzar porque, cada vez más, su cara refleja su estado de ánimo. Zizou se siente muy feliz desde la victoria del miércoles contra el Sevilla en Copa porque ha presenciado una de las cosas que más le apasionan en su labor de técnico.

Hace unos siete u ocho años, cuando todavía no tenía claro lo que pretendía hacer con su vida profesional después de retirarse del fútbol, me dijo una frase que entendí realmente mucho más tarde, es decir cuando empezó el curso de entrenador. Me confesó: “Quiero hacer cosas que se vean en el césped”. Es decir que, tal y como lo había realizado de forma tan brillante como jugador, pretendía influir en el juego de su equipo. Significaba que ser “embajador”, “asesor” o “director deportivo” no le convenía, ni iba a gustarle nunca. Por ello, disfrutó como un enano el miércoles cuando el plan que había preparado con sus asistentes salió a la perfección, cuando observó cómo sus chicos aplicaban a la letra las órdenes que les había dado. El gozo fue total porque, más allá de la victoria, habían triunfado sus ideas de entrenador. Del cerebro al césped. Y, desde entonces, no se le ha ido la sonrisa. No es para menos.