Es innecesario descubrir el enorme potencial de Maverick Viñales en MotoGP. Lo demostró ya con la Suzuki, también en su debut como nuevo piloto de Yamaha en Valencia y ahora lo ha vuelto a hacer en el primer test de 2017 en Sepang. Es rapidísimo y ha madurado de una forma encomiable, una combinación que puede llevarle, ya este mismo año, a ser un compañero bastante molesto para el mismísimo Valentino Rossi. Sin embargo, creo que también hay que concederle un cierto margen, su talento ahí está pero quizá necesite algo más de experiencia para alcanzar la regularidad que imprescindible en aquéllos que luchan por el título de la categoría reina del Mundial. Pelearse cada domingo con Márquez, Lorenzo, Rossi, Pedrosa o Dovizioso con el objetivo de ganarles es cualquier cosa menos sencillo…

Sin duda que Maverick conseguirá victorias esta temporada y tampoco me sorprendería que fuera capaz de terminar el campeonato por delante de su ilustre compañero de box. No me parece, en cambio, que haya que ponerle más presión de la que ya tiene ante su tremendo desafío, en situaciones tan exigentes lo adecuado es ir paso a paso, cogerle la medida a los acontecimientos y ver cómo se van desarrollando las cosas. Vamos, que hacer a Viñales campeón antes de tiempo puede que no le ayude demasiado a afinar el tiro, a centrarse en lo verdaderamente importante que es, bajo mi punto de vista, plantearse convencer carrera a carrera. Sin duda que su ambición pasa, como debe ser, por conquistar el título y desde esa premisa veo gratuito que los demás nos excedamos en recordarle de lo que es capaz. Ya lo sabe bien él solito y la gloria llegará en su momento.