El Madrid se rearma justo a tiempo, cuando por el horizonte asoman desafíos que marcarán la temporada. Marcelo está listo, James podría jugar mañana, Bale corre con buen tono... Falta Modric. El equipo blanco se quedó en estado de pre crisis con el chasco de la Copa, con un Zidane algo confuso en situaciones de apuro, pero sigue vivo en lo esencial: cuatro puntos arriba en Liga (con un partido menos) y con frescura para recibir al Nápoles. Hay una especie de calma chicha madridista antes de visitar Balaídos, donde al Madrid le espera una tormenta de verdad, la del verdugo copero, la de un Celta que vuelve a ser determinante para la suerte de los blancos en el sprint final de temporada.

Es un impás perfecto para que Zidane consulte con la almohada. No puede ocurrir en Balaídos lo de la Copa (empate agónico en el 89’) y menos aún si Berizzo rebaja el nivel del equipo con rotaciones. El técnico del Madrid debe valorar el pasado reciente, el presente y lo que está en el umbral de la puerta para administrar con inteligencia el esfuerzo, pero en Vigo no hay otra opción que ganar tres puntos y credibilidad. Zidane tiene una cuenta pendiente con Berizzo y el Madrid con un Celta que se le ha atragantado (2-1 en Liga en el Bernabéu y sufriendo). La semana ha sido de un inhabitual relax en Valdebebas, pero de pronto comienza la batalla en un escenario peligroso.