Aferrados a la tabla virtual para sugestionarse

El Barcelona sigue, a mitad de temporada, siendo un misterio. Es casi imposible descifrar con certeza al conjunto de Luis Enrique que si bien sigue con opciones de ganarlo todo, emite sensaciones contradictorias desde el campo debido a una falta de regularidad evidente que le permite pasar de jugar un partido infame en el campo del Betis a disputar tres días después una primera parte sensacional en el Calderón y acabar pidiendo la hora después de ser totalmente desarbolado en el segundo tiempo.

Puede mañana el Barcelona clasificarse para la final de la Copa del Rey con lo que tendrá , como le gustaba decir a Cruyff, un título guardado en el cajón que puede servir para adecentar, salvar o culminar el curso, según le haya ido al conjunto barcelonista en Champions y Liga. Pero es que además, dejando a un lado la Copa, el Barça se mira en la clasificación de la Liga y se ve segundo a un punto del Real Madrid. A nadie se le escapa que el Madrid tiene dos partidos menos y que en el peor de los casos para los barcelonistas, ese punto puede transformarse en siete. Pero para que pase eso, tienen que jugarse esos partidos y mientras tanto, el Barça seguirá allí. Esa foto de la tabla virtual es motivo de sugestión para los barcelonistas. Era el Barcelona un equipo que se reconocía sobre el campo. El juego era su carta de naturaleza, pero ahora, cuando un día juega bien y al cabo de un rato es irreconocible, el aficionado culé ya únicamente puede aferrarse a dos certezas: una es Leo Messi, el mejor jugador del mundo, y la otra es la tabla virtual.

Respecto a Messi, su calidad es tan descomunal, que ha salido beneficiado de la irregularidad barcelonista. Su registro de juego es tan amplio que en un mismo partido ha sido organizador, mediocentro, extremo, mediapunta y delantero centro. En un ecosistema organizado y regular como pasaba antes, Messi podía dedicarse a hacer solo una cosa. Ahora se da la paradoja que gracias a que el Barça juega peor, Messi es cada vez más bueno. Messi es una certeza casi segura, en cambio no pasa lo mismo con la tabla clasificatoria, que depende de los ajustes del calendario.

No obstante, esa clasificación con reparos es una perfecta imagen de lo que es el Barcelona. Un equipo que parece más de lo que ofrece, pero que sigue arriba. Y eso ofrece a media temporada una esperanza para los barcelonistas. Si hasta ahora, sin mantener ninguna regularidad, habiendo sufrido lesiones, habiendo jugado mal en partidos relativamente fáciles y con una directiva que alegra las tardes disparándose al pie a la menor oportunidad siguen en disposición de ganarlo todo, a la que se mejore un poquito, todo podrá ser posible. Encadenar una racha larga de buen juego y victorias,recuperar a Iniesta y Busquets y clasificarse para la Copa pueden confirmar lo que sugiere esa tabla virtual.