Una lucha de poder como auténtico transfondo de la polémica de Balaídos

Ni el ‘sursuncorda’. Abel Caballero es un alcalde con afán de protagonismo, pero hizo lo que debía. Si los informes técnicos avisaban del peligro de jugar en el estadio vigués, la determinación tomada por el edil no podía ser otra. Nada es más importante que la seguridad de las personas. El Madrid quería hacer lo que fuese para jugar, mucho más que por la rotación del Celta, por no cargar el calendario en los meses determinantes de la Liga y la Champions. En el debe del alcalde habrá que poner su dejadez con Balaídos todos estos meses, eso sí es grave, y sus manifestaciones fuera de lugar, disfrutando sus minutos de gloria en torno al fútbol. En su haber, provocar que el Madrid haya decidido comunicar en lugar de filtrar.

Conmigo o contra mí. El gran problema de este Madrid, o mejor dicho de su presidente, es que piensa que los que no le dan la razón están contra él. El Real Madrid, que siempre fue un club querido, respetado y admirado en tierras gallegas, ha reaccionado con poca sensibilidad a un problema real. Como si el temporal que ha azotado Galicia estos días solo hubiese afectado al fútbol. Con la absurda petición del Alavés, mejor ni recrearse.

Mandar en la LaLiga. Tras la negativa del Ayuntamiento de Vigo, tocaba mover ficha en LaLiga. Tebas hizo lo que tenía que hacer: acceder a la suspensión del partido, como ocurrió con el Deportivo-Betis el viernes. La fuerza mayor prevalece. Igual que se suspendieron varios partidos de la Premier League por la meteorología en enero de 2010 o en mayo de 2016 se hizo con el Manchester United-Bournemouth por un paquete sospechoso. Hay mucho que arreglar en el fútbol español, pero no tiene mucho sentido desacreditar a LaLiga por esto. Solo hay que seguir la pista del dinero del reparto televisivo para entender de dónde viene el problema del Real Madrid con la patronal de clubes, con la velada amenaza de la Superliga Europea como trasfondo.

Aprender la lección. Lo que sí parece solución para años venideros es, como se hace en Italia, cargar el calendario en el primer tercio de la competición y, de esa manera, te garantizas que haya fechas libres en el último tercio para reaccionar ante imponderables como los vividos este pasado fin de semana en nuestra Liga. Mejor prevenir que improvisar.