El Madrid entendió la debilidad defensiva napolitana

Carga ofensiva. No hubo tregua. El Madrid planteó un partido de áreas en el que apenas dio respiro al Nápoles (acumuló hasta 20 remates). Asomó el mejor Benzema, el de la Champions. Se ofreció y se asoció con fluidez.

Fragilidad italiana. El Nápoles fue fiel a sí mismo. Sublime por momentos con balón, pero con escasa solidez defensiva. Ghoulam carece de diente en la izquierda y Albiol y Koulibàly fallaron en los dos primeros goles.

La posición de Marcelo. El lateral brasileño ocupó casi siempre el campo del Nápoles, olvidándose de sus funciones defensivas. Era una orden de Zidane para sacar beneficio de la espalda de Callejón. Tuvo el cuarto gol en el 85’.

La sensación. La altura del envite acreditó el enorme futuro de Diawara (19 años). Estuvo imponente en la medular y asumió el peso de la construcción del juego napolitano (98 pases con un 89% de acierto).

Precisión. El gol de Insigne se generó en una jugada de 16 toques (siete de primeras) en la que participaron seis futbolistas. Clave el movimiento en apoyo de Mertens. Insigne, al espacio libre.

Mertens bajó a recibir e Insigne atacó el espacio.

Presión alta. El Madrid buscó arriba a los de Sarri para bloquear su salida. El premio llegó en el 3-1 de Casemiro. Derivó de una recuperación del propio mediocentro brasileño.

Casemiro encimó a Hamsik y provocó la pérdida.