Multa por déficit de velocidad

Rebasar la velocidad en plena autopista conlleva una multa. Pero no alcanzar el mínimo, también. Y eso le sucedió al Espanyol, cazado por el radar del Bernabéu no por su temeridad, sino por su excesiva prudencia. Quique Sánchez Flores fio su planteamiento al orden defensivo, a que avanzara el partido sin recibir goles para entonces contragolpear, un oxímoron ante un Real Madrid que lleva marcando 42 partidos seguidos. Renunció de entrada a un ‘nueve’ claro, a un ancla que impidiera a los blancos ir sumando efectivos al ataque a sus anchas, y con el 1-0 tuvo que acudir precipitadamente al plan B, a Hernán, que al menos aportó desequilibrio.

Aun así, el plan no resultó desastroso. O pudo no serlo. Y no sólo por acciones polémicas como el dudoso fuera de juego de Gerard a los 14 minutos o la mano de Hernán en el 58’, sino porque a falta de diez minutos todavía había partido. O al menos así lo indicaba el marcador, no tanto la cabeza. Incluso, a favor de la idea de Quique, el 2-0 de Bale a la carrera evidenció que otro planteamiento, menos conservador, podría haber sido aún más dañino. En fin, y a pesar de Hernán, el Espanyol no se desenmascaró, la metáfora que indica de que el Carnaval perico todavía está por llegar.