El Barça se quedó sin luz

El Barça está hibernado. Existe pero está hibernado. Su dibujo es el de un equipo inexistente, como un pez ahogado debajo del agua. Se quedó sin fuerzas en París, avergonzado, y reprodujo anoche la deprimente impresión que trajo del 4-0. La falta de entusiasmo profesional ha seguido a la falta de entusiasmo, y punto. Se le han cortado las alas al equipo y al entrenador. El desánimo no es un síntoma sino una consecuencia. Resucitará, no cabe duda. Ahora ya afecta ese desánimo no sólo a los que están en el campo sino a los que desde lejos queremos al Barça como parte de nuestras ambiciones infantiles de felicidad.

Que el Leganés lo someta, que lo salve Ter Stegen, que de todos los jugadores sólo se salven un defensa, Umtiti, y un delantero, Neymar, significa mucho más que una derrota moral. Significa dejadez de los jugadores, del entrenador, de la institución que tiene este escudo, hacia los que seguimos al Barça como una parte real de nuestras vidas.