Derrota que hace reflexionar

Al Athletic eso de irse hueco a domicilio ya no le alarma. Es pura rutina. Cinco meses sin ganar fuera es algo muy desgarrador, más que la lesión de su estrella, Aduriz. ¿Dónde está la energía que muestra esta gente en San Mamés cuando se aleja de su feudo? Hay una alarmante falta de intensidad en la pérdida de balón y nadie ocupa con coherencia los espacios. Si Zaza se pasó toda la tarde empujando, peleando a la presión, tirándose a ras de suelo para barrer y usando la mano en las disputas, el equipo tiene que mostrar personalidad suficiente para combatirlo en lugar de abrir los brazos para protestar.

Faltó posicionamiento de los mediocentros. Valverde se esperaba tres por dentro y le rompió los esquemas Voro. Orellana fue un tormento con esa habilidad para colocarse en zona indeterminada. El Athletic es como un tanque pesado a domicilio. Mantiene bien la posición pero no avanza. Hasta el minuto 48 no se vio a los dos laterales en fase ofensiva. Y luego niega mil veces la contundencia atrás. El equipo no entiende la presión por detrás, aquello que tanto promulgaba Bielsa: cuando te ves superado, giras y tratas de recuperar a la espalda. Williams falló una ocasión para iniciar la épica y se echó de menos alguna variante de Txingurri con diez, como tres mediocentros y dos arriba, o subir a un defensa. El jueves llega el APOEL, a ver si por fin es el punto de inflexión.