Crónica del rostro del jugador vencido

El jugador vencido es el aficionado. No juega en el campo, no lleva botas, no cobra el sueldo. En este caso, en este bar ‘La Luna’, de Corralejo, en Fuerteventura, había al menos dos jugadores vencidos. El de atrás (supe después) es un hombre de Bari, que está allí con su madre. En un momento del partido me llama la atención: estoy molestando a su mujer, que está de espaldas. Yo me echo hacia atrás en el asiento, a ella le molesta.

Messi ha marcado su gol hacía una hora, y el Barça respira con dificultad, está acabándose ante nuestros ojos. El jugador de Bari, este aficionado, no sabe que yo también soy del Barça, yo ignoro su afición. En realidad, a mí también me molesta el ruido que hacen otros comensales, suecos quizá. Me gusta el pescado, pero no siento hambre. Este malhumor sube por momentos y se hace insoportable cuando el Leganés empata.

Los jugadores (los del campo) están malhumorados, nadie ríe en la cancha, sólo ríe el Leganés, sus futbolistas están viviendo una gloria que les hace presagiar, incluso, la victoria. El Barcelona está vencido, ha perdido el rostro. Miro hacia atrás, el italiano de Bari me mira como si quisiera escuchar otra cosa que los gritos suecos, que han celebrado el penalti como si hubiera ganado Suecia el campeonato del mundo.

De pronto Neymar viene al auxilio. Messi lanza el penalti. Cuando nos miramos, el italiano de Bari y yo mismo hacemos el mismo comentario con la mirada: menos mal. Ahí sabemos que los dos jugamos con el mismo equipo. Leemos el comentario de Luis Enrique: se ve en sus labios lo que dice cuando el Leganés, otra vez, está a punto de empatar el partido: “Lo que faltaba”. Messi se va del campo triste, como si hubiera perdido. Por un momento sentí que Messi era el único aficionado que había salido al campo.

El italiano de Bari me lo hizo saber, yo asentí. Me fui de La Luna como si hubiera asistido a una despedida. A este Barça no lo reconozco, no es la huella de lo que fue. Pero, ¿cómo vas a abandonarlo ahora? ¿Sólo porque ha jugado peor que nunca vas a abandonar la alegría que deparan los equipos cuando ganan? ¿O es que eres del Barça sólo porque gana? Soy del Barça que perdía. Pero nunca, nunca, había visto al Barça tan triste. Y ahora yo también estoy triste, como mi amigo de Bari.

Pero resurgiremos, claro que sí; ser del fútbol es mucho más que ser de los ganadores. Eso está escrito en el rostro.