Tarde aciaga de Varane

Raphael, negado. No acostumbro a personalizar. El fútbol es un deporte colectivo en el que todos se reparten las loas y los lodos. Pero hay partidos en los que al menos se puede empezar a focalizar el fracaso si miramos con lupa las acciones individuales que desembocaron en una derrota tan dolorosa como justa. No seré yo el que busque excusas a lo sucedido en Mestalla. No fue la tarde de Varane. El central francés acumuló en el arranque dos errores que costaron dos goles como dos soles de Zaza y Orellana, la guardia de refuerzo invernal que ha traído Peter Lim para las orillas del Turia. Zidane lo definió bien: “Nos ha faltado concentración sin balón”. Eso le pasó al joven central francés. No encimó lo suficiente a Zaza en el 1-0. El italiano firmó una maniobra maravillosa, pero jamás hubiera podido consumarla si Varane le hubiera tapado con fiereza. En el 2-0 fue peor. Varane perdió de forma temeraria un balón en campo valencianista, dejó una autopista libre al enemigo y cuando remató Orellana llegó tarde a la ayuda. Y en el segundo tiempo pudo ver la roja por una patada en la cara a Gayà que no venía a cuento. Y tuvo otra pifia terrible que pudo costar el tercer gol che, dado que su error obligó luego a Carvajal a hacer un penalti a Zaza que el árbitro no vio. Cuando Nacho salió por Varane me sentí aliviado. Pero el marcador no era reversible. Y Pepe, un jabato que debería tener más protagonismo desde ahora, lo sufrió por televisión desde Madrid...

Comunión. “Las cosas podían haber sucedido de cualquier manera y, sin embargo, sucedieron así”. La cita es de Miguel Delibes y cabe aplicarla en un partido de ida y vuelta que acabó convirtiendo en bala de fogueo la bala de cañón que tenía el líder para romper la Liga. Pero es justo reconocer que el Valencia jugó con actitud y aptitud. Fue intenso, fiero en el repliegue y voraz en las arrancadas a la contra, con Munir iluminado y el italiano Zaza doctorándose en el juego con el cuerpo que debe tener un nueve para hacer pupa a la zaga rival. Zaza hizo mucho daño por su inteligencia gestual y corporal. Lo que se llama un incordio. Benzema debería tomar nota. Un delantero centro también está para eso, no sólo para hacer paredes, amagos, fintas y regates bellos. Eso suma, pero no puede ser que el delantero centro del Madrid no huela la sangre en partidos donde la cuesta se empina. Carvajal y Marcelo se hincharon a tirar centros desde los costados, pero los únicos rematadores que esperaban eran Cristiano, Bale y Ramos. Habrá que reflexionar sobre ello.

Cristiano, ascendente. El crack portugués volvió a dar la cara y a dejarse el alma para ayudar al equipo. Mantuvo un duelo épico con Garay y Mangala. Firmó el 2-1 de la esperanza con un cabezazo imperial antes del descanso al que no pudo llegar Diego Alves. Acto seguido casi mete el 2-2. Y Mangala le hizo un penalti sin castigo cuando iban 2-1. El portugués sigue reseteándose para bien, pero el equipo no le ayudó ayer a lucir su evidente mejoría.

Toca reaccionar. Hay que levantarse porque el domingo toca salida de ‘alto riesgo’ en Villarreal y aún somos líderes en solitario. Me lo recuerdan David y Eusebio de la Peña Iluro de Mataró, Antonio ‘El lotero de Fuengirola’, Fabián de Benicarló y todas las peñas madridistas de la Comunidad Valenciana. Y no me olvido de Cati Lorenzo, de Torremejía, que terminará ganando la batalla contra su dura enfermedad. ¡Ánimo!