Xabier Fortes

El gallardete del Barça es su modelo

El mayor honor en la derrota es caer de pie, sujetando el gallardete en el campo de batalla mientras todo se derrumba. Fue lo que hizo Vicente del Bosque en Brasil. Tras la humillación ante las picas de los Países Bajos, prefirió perder con estrépito frente a Chile a cambiar la infantería con la que había conquistado el mundo. Al acabar el partido ‘Tele5’ emitió Alatriste, un tránsito entre el esplendor de Pavía y la decadencia en Rocroi. Nada explica mejor lo que algunos sentimos que los últimos planos. Cuando la soldadesca de Flandes se niega a aceptar la rendición, Diego Alatriste recoge su capa y antes de cargar ordena a su joven ayudante que se ponga a salvo: “Íñigo, cuenta lo que fuimos”. Eran los años finales de Felipe IV. Al día siguiente subía al trono Felipe VI. Un guiño de la historia y de los programadores de televisión.

El gallardete del Barça es su modelo. A mis hijos les recuerdo que de niño ganaba una Liga cada 14 años. En poco más de esta década ha conquistado cuatro Champions y ocho Ligas, con Messi liderando un estilo que lo encumbró como el mejor jugador de la historia y que talló un tal Cruyff. Una de sus frases menos conocidas es la que mejor define su propuesta: “Los mejores canteranos son aquellos que juegan”. Antes de su llegada al banco azulgrana, nuestro álbum de cromos tenía como mucho un titular canterano; Martí Filosía en los 60, Rexach en los 70 o Carrasco en los 80. Cruyff era un radical y empezó a poner a todos de golpe. Tras su destitución llegó la época de los Bogarde, Reiziger, Christanval y Rochembac. Éste último destacaba por su habilidad buscando los tobillos de sus compañeros en los rondos de calentamiento. Con Bogarde no le hizo falta. Se lo rompió él solo. Tenía la articulación inferior rígida como la de un madelman.

Años después Rijkaard recuperó sus enseñanzas y Guardiola las elevó a dogma de fé. Triplete, sextete… y heptete, si cuentan el 2-6 del Bernabéu como un título más. Ese día reinventó la posición de Messi. En sus cuatro temporadas él no dejó de innovar y nosotros de agradecérselo. Lloramos tanto su marcha como ahora deseamos el regreso de Xavi.

Los fichajes de esta pretemporada fueron un anuncio del regreso a tiempos pasados. Tras ser lanceados en París, la alineación ante el Leganés asemejaba un lienzo que ha envejecido en el desván como el retrato de Dorian Grey. En dos semanas nos visitan los mosqueteros franceses del PSG. Ya que vencer como en Pavía no parece posible, al menos caer con el honor de Rocroi.