El Celta clava su bandera en Járkov

La tarde sonaba a desastre colectivo en la Europa League, tras las caídas del Athletic y el Villarreal, que jugaron por delante. Tras ellos fue el Celta, que saltó al Metalist de Járkov a levantar la losa de un 0-1. Lo consiguió. Salvó el difícil trance gracias a un partido bien llevado y, hay que decirlo, a un golpe de suerte. En el 89’, cuando aquello expiraba, el árbitro esloveno Slauko Vincic se dejó arrastrar por la gestualidad de Guidetti, que fabricó un penalti ante la salida de Pyatov. Luego fue el turno de Iago Aspas, que marcó con un tiro sereno, dando paso a la prórroga. Lo principal estaba hecho. El resto lo hizo Cabral, con su gol en la prórroga. Y a octavos.

Járkov entrará en la leyenda del Celta, como está en la memoria de muchos de mi generación. El Shakhtar no puede jugar en su ciudad, Donetsk, asolada por el acoso de Rusia, y de ahí que recibiera al Celta en Járkov. Si digo que a los de mi generación nos suena es porque fue de gran extensión la lectura oficial en tiempos vacíos del colegio (del mío y de muchos otros, según he sabido luego) de una novela titulada ‘Járkov, Kilómetro mil’, en la que un niño buscaba a su padre, arrebatado de su aldea por los soldados rusos. No recuerdo si el niño encontró a su padre, pero ahora sí ha encontrado allí el Celta su pase a octavos de final de la Europa League.

Y, de paso, lleva nuestro campeonato de Liga al límite, o casi. De haber caído ayer, el aplazado Celta-Madrid se hubiera podido jugar el 15 de marzo, con lo que el campeonato se hubiera puesto al día. Ahora hay que esperar a que ambos, Celta y Madrid, caigan en Europa, y en caso de no ocurrir eso, cosa que nadie desea, el partido no podrá jugarse hasta el 17 de mayo, el miércoles entre la penúltima y la última jornada del campeonato. Un contratiempo menor frente a la gran noticia de que el Celta mantenga en pie la bandera de nuestro fútbol en la Europa League, aliviando las caídas del Athletic y el Villarreal, y tomando la senda del Atleti y el Sevilla.