De la ilusión al bochorno en una hora

Rubi ha tenido que irse muy enfadado del Camp Nou. Si no es así, debiera reflexionar de manera inmediata porque su equipo estuvo muy lejos de sus pretensiones, simple y de forma clara, porque volvió a las andadas. Con la derrota podían contar en Gijón, pero no con el grado de humillación que ha convertido al Sporting en el peor equipo que ha pasado esta temporada por el coliseo barcelonista. Al menos lo es entre los denominados modestos. El resto mostraron más orgullo que los rojiblancos.

Se cumplieron el martes 30 años de la histórica goleada en el feudo azulgrana. Pedir otro 0-4 sería tanto como ser un iluso o alcanzar la luna, pero el mejor homenaje que podía haber hecho este equipo a aquel otro por tan grande gesta era haber puesto al menos el entusiasmo, la raza o el coraje que mostraron en 1987 los héroes de ese partido, los Eloy, Joaquín, Mesa, Jiménez, Ablanedo, Cundi, Marcelino o Luismi, que pasó a la historia por ser el autor del último gol en aquella noche inolvidable.

Un par de errores defensivos, en apenas diez minutos, encarrilaron anoche para el Barça el que acabó convirtiéndose en un entrenamiento con público. El gol de Castro devolvió al Sporting al sueño de lograr un imposible, pero poco después se volvió a abrir una distancia en el marcador insalvable. El enésimo fallo tras el descanso trajo el bochorno para los sportinguistas en poco más de una hora.