Míchel: revulsivo contra la mediocridad

Málaga amalgama la noria con la bandera, aunque no es única en este proceder. Por situarles, Joaquín Peiró pasó del “¡qué malo eres!” a ‘Don Joaquín’. La grada de La Rosaleda coreó tras un 0-1 contra Osasuna (precedido de un 7-0 en el Santiago Bernabéu contra el Real Madrid) el “¡Pellegrini dimisión!” y pintadas en la fachada del estadio de “Pellegrini, la gallina del vestuario”. Ahora escuchas: “El Ingeniero es un grande”. Y si le criticas te trolean en el ínclito Twitter. Málaga no es el único punto donde el rumbo lo marca una veleta impulsada por un balón. Abdullah Al-Thani era un héroe a quien no se podía toser porque invirtió. Cuando dejó de pagar y la pelota se desvió se puso de moda el famoso “¡Al-Thani vete ya!” amortiguado porque el Málaga se fue manteniendo en Primera sin muchos problemas y el jeque se fue trabajando a los tuiteros más ruidosos para llevarles a su terreno a base de mensajes tan místicos y encriptados como populistas (casi siempre en contra de los árbitros y las instituciones porque vende).

Bien. Cuando Juande Ramos dimitió como entrenador del equipo porque no creía en el proyecto pese a que firmó por tres años, Al-Thani quiso recuperar a Pellegrini. Pero el chileno, que cobra un dineral el Hebai Fortune de China, no quiso líos y entonces fue cuando Al-Thani apostó por Marcelo Romero, contra pronóstico y para estupefacción de la gente entendida, que la hay. El ‘Gato’ (este es su mote de cuando era jugador) no tenía experiencia en Primera. Ni en Segunda. Ni en Segunda B. Y escasa en Tercera. Su carisma y trabajo no fueron suficientes. Peores números que Manolo Hierro, el repuesto del último descenso a Segunda en 2006.
Ahora llega Michel que ha sido recibido con la socarronería del “suena Michel” adoptado como relleno mediático cada vez que se cesa a un entrenador y se busca sustituto. Pero también con esperanza. Los aficionados del Málaga son conscientes de que el equipo se iba al hoyo y aplauden la llegada del entrenador madrileño con glorioso pasado madridista y notables éxitos en el Olympiacos de Atenas donde ganó dos Ligas seguidas y coincidió con Miguel Torres. Más allá de latiguillos, la afición del Málaga confía en la mano izquierda de Michel y en su liderazgo para voltear esta preocupante sensación de desidia y resignación del club, con un dueño tuitero entregado a sus palmeros de las redes y un proyecto que da por buena, otro año más, la mediocridad. Suena Michel. Ahora suena bien.