Si todo Barcelona sueña con una hipotética remontada, el Paris Saint-Germain está a un paso de completar una de las páginas más importantes de su historia. Una clasificación frente al conjunto español mandaría una señal mayúscula de las ambiciones del equipo parisino en Champions después de estrellarse cuatro veces consecutivas en cuartos de final. Claro, superar al Barça solamente permitirá al PSG volver a esta ronda fatídica sin certidumbre de éxito final, pero los galos lo harían con otro estatus. Eliminar dos veces al Chelsea en octavos de final, como pasó en 2015 y 2016, no tiene el mismo impacto que echar al equipo catalán.

En la ida en Paris, los de Emery jugaron a un nivel de juego jamás visto en la historia reciente del PSG, concretamente desde la llegada de los cataris. Y, aunque es verdad que el equipo brilla un poco menos que hace tres semanas, el PSG logró tres victorias y un empate en este periodo, un bagaje nada malo y sin forzar. Con respecto a la ida, nueve de los once titulares deberían pisar el césped esta noche, ya que Thiago Silva sustituirá a Kimpembe y sólo Di María está con molestias (Motta, que no podrá participar en el Camp Nou por lesión, no jugó aquel partido por amonestación). La posible ausencia del argentino, el más decisivo en la ida, sería una baja importante para el técnico español, pero no parece ser un factor suficientemente determinante como para desestabilizar a un grupo que va a más desde hace tres meses. La hipotética hazaña que toda Francia esperaba después del sorteo jamás estuvo tan cerca como este miércoles y el PSG sabe que no puede fallar.