Alonso debería dar un golpe sobre la mesa

Dos días más de entrenamientos en Montmeló y la vida sigue igual en McLaren. Una escudería sumida en una crisis que se antoja irresoluble, justificándose con explicaciones sin sentido y apelando a una épica que en tres años de colaboración con Honda no se ha conocido. Y la estrella del proyecto continúa sin saber tampoco qué decir. Fernando Alonso intenta ver un vaso medio lleno donde no se vislumbra ni una gota de agua, quiere mostrarse solidario con un desastre que en modo alguno es responsabilidad suya. Una actitud le honra como persona, como deportista y como miembro de equipo pero que me parece ayuda poco a que las cosas cambien tanto como hace falta. Su jefe, Eric Boullier, es más contundente en este sentido y creo que él también debería dar ya, de una vez por todas, un golpe sobre la mesa.

Es razonable pensar que una escalada de la tensión con Honda podría llegar a complicar incluso más la situación. Sin embargo, ¿qué hay que perder llegados a este punto? ¿Qué puede ocurrir si se produce un terremoto en una escudería sin rumbo? Haciendo lo mismo de siempre es improbable que algo cambie y un escenario en el que el asturiano pierda otro año se antoja pavoroso. Para sus aspiraciones, para el interés por este deporte en España, para su futuro, para cualquier cosa que podamos imaginar… Puede que sea tarde para rebelarse y agitar los cimientos de la colaboración de Honda, pero yo me pensaría muy seriamente si correr los riesgos que ello supondría no merece la pena. El buen rollito no es la receta única en el camino hacia el éxito, especialmente cuando la experiencia señala que hasta el momento no ha funcionado en absoluto. Continuar como cómplice resignado de semejante quimera puede que sea lo más cómodo, incluso lo más inteligente, pero no diría que lo más efectivo para forzar lo único que ahora puede salvar los trastos: una revolución en toda regla.