Malgastar la ventaja suprema

Carlo Ancelotti, el técnico que los madridistas deberían recordar cada día de sus vidas por haberles ofrecido la Décima, siempre decía que Ronaldo era el mejor jugador que había entrenado. Por una razón más que evidente. “Con Cristiano en tu equipo ya vas ganando el partido por un gol a cero antes de empezar”, solía contar el gran Carletto tanto en privado como en público. El que muchos consideramos como el mejor entrenador del planeta y que no queremos ver en la Champions con su Bayern antes de la final de Cardiff sabía (y lo sabe todavía) mejor que nadie el precio del gol y que, en definitiva, los que tienen este poder son los que conquistan los trofeos. A Zidane le pasa más o menos lo mismo. Que sea con Cristiano en el césped o sin Cristiano en el césped, posee ahora la ventaja suprema.

Con esta alucinante racha de 47 partidos consecutivos marcando, ya se puede afirmar que, en cualquier cita, el Madrid dirigido por Zizou está ganando por un gol a cero antes de saltar al campo y que, además, casi todos los componentes del equipo son capaces de anotar. Se debe por supuesto a la calidad y a la amplitud de la plantilla, pero también al espíritu que el técnico francés ha inyectado desde su llegada a comienzos de 2016. Sin embargo, cualquier despiste defensivo puede destrozar esta ventaja en pocos segundos. La potencia ofensiva, lo que tienen los equipos guapos como el Madrid, no es tanta sin el necesario equilibrio defensivo. Se asemeja a lo que contaba mi abuelo sobre la gente guapa usando este viejo refrán popular: “La belleza sin la bondad es como la luz sin la claridad".