Keylor ya no es Keylor

El partido estaba en el último suspiro y la feliz remontada en el ambiente. Durmisi colgó un centro, el último, al área del Madrid. Sanabria se alzó entre la defensa blanca y su cabeza impactó con violencia el balón. Sólo el vuelo de Keylor, más aparatoso que imposible, evitó el empate. Fue la acción más cargada de simbolismo del partido, casi más aún que el nuevo gol in extremis de Ramos, porque hay un hecho que a estas alturas no se le escapa a ningún aficionado del Madrid: Keylor ya no es Keylor.

El portero costarricense se ha ido difuminando esta temporada hasta hacer olvidar que la pasada fue en muchas ocasiones el salvador del Madrid, cuando más presión y difícil lo tenía por haber sido rechazado por la entidad y devuelto a la plantilla por el error de un fax. Que Keylor mereciera la expulsión por llegar tarde a la acción con Brasanac y su posterior autogol estuvieron a punto de cambiar el signo de un partido que debió ser el del triunfo del centrocampismo (el de Kroos, Modric, James e Isco, juntos en la media). Pero el fútbol es caprichoso. En el mismo partido de la pasada temporada el Bernabéu coreaba el nombre de Keylor defendiéndolo del trueque con De Gea al que Florentino ya se había entregado. Ahora son los compañeros de Keylor quienes le defienden de los pitos de la afición, que recela de que el portero se haya vuelto transparente. “Al final la parada para ganar el partido la ha hecho él. Pero me deja más contento aún la reacción que han tenido sus compañeros”, aseveró Zidane.

La plantilla hizo terapia con Keylor en el vestuario en el descanso. Y tras su parada en el último suspiro a Sanabria los abrazos de Ramos y Marcelo, ambos capitanes, dejaron claro que aún tiene la confianza de quien está con él en el campo. La tiene más allá del autogol, algo nada común para un portero del Madrid: sólo le ha sucedido en Liga a cinco en la historia de la entidad (Cosme 1953, Betancort 1965 y 1969, Miguel Ángel 1975 y Keylor). Tienen fe en él a pesar de que esta campaña haga 2,1 paradas entre gol y gol cuando la pasada hizo 3,9. “Cuando los jugadores fallan necesitan cariño. Qué menos que dárselo al que tanto nos guardó las espaldas”, sentenció Ramos. Pero Keylor ya no es Keylor.