¿Por qué Federer fulminó a Nadal?

Rafa Nadal ha sido (y es) la pesadilla de Roger Federer, el mejor jugador de la historia. Lo que dicho así viene a significar también lo grande, enorme, que es Nadal. Lo deja a las claras la magnitud de presentar un 23-13 en el cara a cara. Pero la victoria exprés (6-2 y 6-3 en 68 minutos) en Indian Wells es ya la tercera seguida del helvético sobre el español (Basilea 2015, Australia 2017 y esta), algo que nunca había ocurrido. ¿Qué se ha transformado en el juego del suizo para apabullar de tal modo a Nadal?

Lo principal: el revés del de Basilea parece ahora invulnerable. La receta del éxito de Nadal siempre ha sido la misma: drive alto y enroscado sobre el revés, que el suizo defendía incómodo con slice quedando a merced. Ahora, ese golpe es plano. Rotundo. Rápido. Esquinado. Fulgurante. Un relámpago. Una explosión. Se vio en Indian Wells, donde sacó 12 ganadores del cargador (26 en total). Ya fue decisivo en Australia. “Su revés en Melbourne fue uno de los mejores que le vi en toda su carrera”, había advertido el mallorquín. No es casual. Federer estuvo seis meses parado en 2016 y en la pretemporada, y a un paso de los 36 años, fue consciente de que tenía que limar sus déficits para seguir arriba. Su nueva raqueta, de cabeza más grande y marco más grueso, le da más capacidad de respuesta si las piernas fallan (que tampoco es el caso) y la aceleración que toma la bola es letal. Es como disparar un láser: recto y al objetivo.

Segundo factor: Federer es más agresivo. También Nadal. Pero el patrón del suizo, la combinación con su precisión, le hace letal. El 80% de los puntos en los octavos fueron a menos de cinco golpes. A dos tiros, la ventaja es suya. Eso no ha cambiado. Si le sigues, siempre le ves dentro de los cuadros de la pista. Un paso por delante. Huye de los intercambios y le funciona.

Tercero: el saque. Si carbura (cinco aces, una doble falta, 76% de puntos ganados con primeros y 75% con segundos) hay poca opción de llevar el partido al cuerpo a cuerpo. Su servicio, que ya era buenísimo, también ha evolucionado y domina todos los recursos.

Federer, en vez de deslizarse cuesta abajo, es mejor. Su etapa con Stefan Edberg ha tenido mucho que ver. Pero Nadal también es ahora un jugador con más fondo de armario. Diferente. Nadal siempre le hizo daño. Y lo seguirá haciendo. A poco que consiga que su drive vuelva a morder otra vez el revés galáctico (y a una mano) del maestro. Sostener el nivel que mostró el suizo se antoja casi imposible.