Pep, la vida sin Messi es... peor

Reconociendo a Guardiola como un gran entrenador, los hechos vienen a demostrar que sin Leo es imposible alcanzar la excelencia que se le atribuía en los banquillos. Puedes tener unas ideas revolucionaras y atrevidas, puedes conseguir involucrar en tu pasión a un grupo de jugadores magníficos, puedes incluso cambiar la mentalidad de un club entero, pero si no tienes a Messi te conviertes en un entrenador mortal, al que le cuesta reinar tanto como a los otros técnicos. En el Bayern, un club abonado a conquistar su Bundesliga cada temporada aunque no tuviera entrenador, le contrataron para conseguir el esplendor mundial y se estrelló tres años seguidos con “los tercios españoles” de la Champions. Madrid, Barça y Atleti bajaron de la nube mística a los alemanes. Ese Bayern tenía futbolistas enormes, un equipazo, pero le faltaba la clave de bóveda.

Agotado el proyecto alemán, asumió otro gran reto, conducir al Manchester City a la élite continental después de que Pellegrini demostrara que le faltaba fuelle. El primer impulso anímico y emocional que supuso su llegada al Etihad Stadium se ha ido diluyendo poco a poco, certificando la estrechez de una plantilla que está lastrada por una defensa infumable y por la ausencia de un prodigio en la delantera. Con Messi, todo sería diferente.