Complicadísimo y con justicia poética

El Barcelona se medirá a la Juventus en la reedición de la final del 2015, esa que encumbró a la historia el segundo triplete del club blaugrana, el primero de Luis Enrique, que de esta manera podrá verse las caras con el equipo que le situó en los altares del barcelonismo en Berlín. Un guiño de justicia poética para un técnico que ha decidido dejar el banquillo del Camp Nou a final de temporada.

La Juventus será un rival temible, complicadísimo, que va a exigir la máxima concentración por parte de los jugadores barcelonistas. En esta ocasión no se podrá apelar a remontadas heroicas en el partido de vuelta en casa si hay un patinazo en Turín. La Juventus es un equipo solido a más no poder, con galones y con una experiencia internacional que no tenía el París Saint-Germain. No es un nuevo rico ni un advenedizo en estas alturas de la competición. Es todo un clasicazo. Y tampoco será ese equipo que se encontró el Barcelona en la final de Berlín, a la que llegó con la sensación del deber cumplido y esperando a ver que era lo que pasaba.

La eliminatoria supondrá también el regreso a Barcelona del incalificable Daniel Alves. El que probablemente haya sido el mejor lateral de la historia del club se fue del Barcelona de una manera peculiar que remachó hace dos semanas con una declaraciones en las que decía que “irme gratis fue una manera de darle una hostia al Barça con clase”. Unas palabras que añadirán más picante si cabe a una eliminatoria brutal en la que la exigencia va a ser máxima en la que se descartan los milagros por adelantado. El cupo de suerte parece agotado tras la gesta contra el PSG. Ahora, toca apretarse los cinturones.