Israel llega a Gijón en medio de polémica

El fútbol de clubes para dos semanas, porque estamos en fechas para las selecciones. A muchos aficionados les entusiasman poco estos cortes. La Selección carga con esa cruz: gran parte de la afición no la mira con interés más que en las fases finales. Entonces sí, entonces acapara la atención, provoca viajes de hinchas con la cara pintada y, dentro de lo que cabe, une al país. Pero entre fase y fase final, hay dos años de fase de clasificación que, siendo sinceros, pensamos que está ganada de antemano. Además, con gran número de partidos contra países de poco pedigrí  y con los que no tenemos cuentas futbolísticas que saldar. Como Israel.

Pero hete aquí que, con singular puntería, la Federación ha organizado este encuentro en Gijón, cuyo Ayuntamiento apoya al BDS, movimiento anti Estado de Israel. Nadie en la Federación reparó en ello en el momento de la designación. Al fin y al cabo, se trataba de una decisión de enero de 2016, que no trascendió a nivel nacional. Aquello prosperó con los síes de PSOE, Izquierda Unida y Xixón Sí Puede y la rara abstención de Foro Asturias, el partido de la alcaldesa (y de Álvarez Cascos), lo que no fue óbice ni cortapisa para que hace tres semanas presentara encantada el partido, junto a Lopetegui. Ese día echó balones fuera...

Pero ahora llega el partido y resulta que se convoca una manifestación para esa misma tarde. Desdichado asunto. Dando por seguro que no habrá problemas serios, cuando menos es un contrasentido y una descortesía recibir a Israel en una ciudad cuyo pleno se pronuncia contra su Estado, en la que hay pintadas en los muros y carteles instando a acudir al partido con tarjetas rojas. Y no se puede culpar a la Federación, sino a la alcaldesa abstencionista que un día bailó el agua a la oposición en busca de quién sabe qué contrapartidas y el otro no tuvo el coraje de rechazar el partido, porque una cosa es una cosa y otra cosa son dos cosas.