Escuela de genios

Cuatro años después. La España Sub-21, con Julen Lopetegui al frente de su banquillo, conquistó el 18 de junio de 2013 el Europeo de la categoría tras golear a Italia (4-2), con un hat-trick imperial de Thiago y un gol más de Isco. Curiosamente aconteció en Jerusalén, la histórica ciudad de Israel. Ese país que lucha por engrandecer su currículo futbolístico y que anoche sucumbió ante la España A por un contundente 4-1. Pero volvamos a Jerusalén. En aquel equipo titular estaban De Gea, Montoya, Bartra, Iñigo Martínez, Alberto Moreno; Illarramendi, Koke, Thiago, Isco; Tello y Morata. Cuatro años después, de esos once estaban en El Molinón De Gea y Thiago (de salida), Koke e Isco (entraron en la segunda parte), Carvajal y Nacho (suplentes en la final de 2013), Illarra y Morata (inéditos anoche). Ocho futbolistas que poco a poco van a hacer la transición con esa España post-delbosquiana que va cogiendo el sello de Julen, un técnico con método y personalidad a partes iguales. Esta España sigue domando el balón como si las botas de sus futbolistas estuviesen imantadas, pero a eso añade una presión arriba muy bien organizada y ejecutada. Y encima, sigue en forma la Escuela de Genios. Silva e Iniesta continúan al mando. Pero a ellos se han unido Thiago (espléndido ayer) e Isco, al que bastaron 20 minutos para sacar la chistera, inventarse un control-sombrero orientado y un gol al primer palo rompiendo la cintura del portero. ¡Y eso que el tipo se llamaba Marciano!

Pío pío. Eso sí, aún tenemos tics que nos cuesta esquivar. En los arranques de los partidos estudiamos tanto al rival que nos dormimos. Zahavi, el mejor jugador hebreo con diferencia (no me extraña que los chinos del Guangzhou se hayan gastado las perras para ficharlo), dio tres sustos en los primeros veinte minutos. Pero nuestra Selección no se altera. Mueve las manecillas del reloj con una precisión suiza. Esta noche dormiremos una hora menos (a las dos serán las tres), pero el talento de nuestros jugones seguirá intocable. Silva puso el 1-0 de caño... tras un pase de Jordi Alba de caño. Caño al cuadrado. La magia canaria se puso on fire y Vitolo Machín se unió a la fiesta poniendo el 2-0, justo después de que De Gea hiciese una parada memorable a un cabezazo de Refaelov que llevaba escrito en el cuero la palabra ‘Gol’. Lo mejor fue cuando El Molinón se puso en pie para ovacionar a Iniesta al ser sustituido. No es que mi paisano hiciese un partidazo, pero la afición tiene memoria. Y les prometo que la transición será dulce... con Isco.

El Mago de Arroyo de la Miel. En un ratito acertó los 31 pases que dio (¡100% de acierto!) y se reivindicó ante tanta suplencia reiterada (en el Madrid y con La Roja). Isco marcó a Israel en la final de 2013 y repitió ante el mismo rival cuatro años después. Y con Lopetegui de testigo. La generación triunfal de aquel Europeo está lista. Sólo falta ver un poco más a Morata (me da que va a ser titular en París el martes) y también a Iago Aspas, que lleva un diablo dentro y juega con la picardía del barrio. Otro crack.

Rusia a la vista. El 11 de junio jugamos en Macedonia y el 2 de septiembre recibimos a Italia. Con esos seis puntos tendríamos tres cuartos de billete sacado para el Mundial de 2018. Veo muchos motivos para creer y disfrutar con este equipo. Sin Iker, Xavi, Xabi Alonso, Puyol, Villa y Torres se puede soñar. Dejemos de mirar el retrovisor. ¡Rusia a la vista!