Sea cual sea el resultado final, un partido amistoso entre dos grandes naciones del fútbol europeo tiene que ser útil. Y por ello los franceses debemos dar las gracias a la Selección española. Gracias por recordarnos que el fútbol se practica con una pelota y que la posesión permite desarrollar las ideas de juego. Gracias por enseñarnos que sin intensidad es imposible, justamente, recuperar esta esfera que tanto nos faltó anoche. Gracias por explicarnos que el fútbol es pasión y que no se puede salir al campo con tan pocas ganas, además delante de su público.¡

Gracias por poner el dedo en la llaga, porque es evidente que, técnicamente, los jugadores franceses están a años luz de sus vecinos del otro lado de los Pirineos. Gracias por demostrar a nuestro seleccionador que tienen que ir convocados los mejores, más allá de polémicas extradeportivas. Gracias por esta impresionante lección de fútbol que pone en perspectiva el reciente (y un poco exagerado) optimismo francés.