El desafío de Brasil ahora es controlar la euforia

Brasil es la primera selección a asegurar su plaza en Rusia 2018 a través de las eliminatorias.

Eso con cuatro jornadas de antelación y casi un año y medio antes de la competición.

Logro inmenso para una selección que hace tan sólo seis meses era sexta en la tabla, fuera de la zona de clasificación.

Tite ha cambiado todo, del fútbol a la actitud. Hoy Brasil no sólo es la única selección de las Américas que sabe a lo que juega, con un sistema táctico moderno y eficiente. Es un equipo que apasiona, que joga bonito y al mismo tiempo defiende ferozmente. Una máquina que parece imparable que ha probado tras ocho victorias seguidas que no tiene rivales a la altura en su continente.

El desafío del seleccionador Tite ahora es mantener a sus jugadores con los pies en el suelo. No dejar que la euforia colectiva que ha tomado a todo el país contagie al grupo.

El camino parece ser volver a enfrentarse a sus rivales europeos, cosa que Brasil lo hizo por última vez sólo en marzo de 2015.

Son ya dos años sin medirse a las grandes selecciones del viejo continente y serán tres años cuando Brasil lo vuelva a hacer, ya que sólo tiene previsto volver a hacer amistosos después de las eliminatorias, el año que viene. Vale que hay un partido en junio contra Australia, pero nadie puede llamarle de desafío.

El primero será contra Alemania, dentro de un año. Y Tite ha afirmado que no quiere partidos fáciles en estos últimos meses antes del Mundial.

Tiene razón él, porque a este ritmo será la única manera de mantener esta selección motivada.