Bienvenido a tu casa, la que espera...

Recorro Leganés embutido en los zapatos de otro. Los pasos de Carvajal guían los míos. No me importa. Cada pisada podría llevar mi huella. Descubrir los espacios que Dani transitó de crío, los que aún visita a veces de adulto, me reencuentra con lugares comunes. Su Lope de Vega no se distingue mucho de mi Concepción Arenal. ¿Qué niño pepinero no se ha dejado la piel en los campos de tierra de Los Pinos? Allí tuve de rival a su Lemans. Yo también me escapaba con los colegas a echarnos unas risas en los recreativos de Parquesur. Como Carvajal con Barroso.

Zambullirse en su alma infantil traza líneas paralelas entre su vida y la de sus vecinos. Es fácil verse reflejado en aquel crío. En aquel Dani. Su sueño un día fue el nuestro. Por eso hoy, en parte, sus éxitos son también nuestros. Le pertenecen a una ciudad obrera que lo admira como un emigrante proletario en el país de los galácticos. Una estrella forjada con el espíritu trabajador que mañana le amenazará en Butarque. No te engañes, Dani. Eres bienvenido. Pero Leganés luchará para derrotarte. Mejor que nadie sabrás comprenderlo. Eres de los nuestros.