Monchi, el creador de una marca

Monchi también tuvo fichajes fallidos. Bastantes. A bote pronto, a uno se le ocurren Chevantón (9 millones), De Mul (6), Mosquera (8), Acosta (6), Babá (3) o el mismo Ganso (8,5) esta temporada. Y hay algunos más. Ya se sabe que Monchi ha explicado muchas veces el peculiar modelo económico del Sevilla, deficitario en un montón de millones el día 1 de julio, cuando empieza el año contable. Un modelo “no recomendable” que está basado en “convertir en ingresos ordinarios algo que es extraordinario”: descubrir jugadores que generen plusvalías recortando el margen de error con un trabajo de búsqueda riguroso.

Después de una primera edad de oro (2005-2007), el Sevilla estiró ese ciclo hasta 2010, cuando levantó la Copa en el Camp Nou ante el Atlético. Retirar a Luis Fabiano, Palop o Kanouté fue difícil. Monchi tuvo que creer en su modelo “no recomendable” para reconstruir un edificio que apuntaba a ruinas y el Sevilla “de las estructuras”, en mantener la confianza al arquitecto de los seis títulos cuando también llovían críticas. Radical de sus ideas, Monchi fue capaz de construir un segundo equipo ganador y, lo que es más importante, crear una marca. Esa que permitió que Poulsen escogiera en 2007 el Sevilla antes que el Milán, entonces campeón de Europa. Que Rakitic rechazase al Atleti y Gameiro o Bacca al Valencia. La marca Sevilla hubiera sido imposible sin Monchi. Pero también sin tiempo.