James se siente un estorbo para Zidane

Le cambió Zidane y se fue visiblemente irritado. Estaba jugando realmente bien, con esfuerzo, interés y talento. Y, por descontado, con esa pierna izquierda que Dios le dio y que le hizo diferente. Hace dos años y medio que vino al Madrid, como estrella del Mundial de Brasil. Allí fue Bota de Oro, vino por ochenta millones. El primer curso, con Ancelotti de entrenador, justificó las expectativas. Pesaron su juego elegante y sus goles. Era un grande. Pero se rompió el dedo de un pie. Al tiempo, Modric fue baja para varias semanas. El Madrid se resintió de ambos problemas, capotó, se quedó sin nada y Florentino largó a Ancelotti.

Ahí le cambió la racha a James. Benítez no se entendió con él. (Ni con casi nadie, podría añadir). Pero tampoco ha encajado después con Zidane, con el que de 46 partidos sólo ha completado 10. En los demás ha sido o feroz suplente o jugador de quita y pon. Anteayer, en Leganés, dio que hablar con su actitud al ser retirado en beneficio de Isco, que también tendría de qué quejarse. El problema para uno y para otro es el mismo, la BBC, esos tres intocables que definen un modelo en el que no cabe el media punta. A los Isco y James les toca repartir el poco tiempo sobrante, por lesiones o suplencias, y a compartir con Morata, Lucas, Asensio...

James se estaba sintiendo bien en Leganés. Manejaba, la movía, tenía el control, le buscaban, la buscaba. Se sentía feliz. Al menos tengo esto, pensaría. De repente sale su número. No le quitaban nada muy grande, sólo 18’ de un partido que ya se veía decidido, pero le sentó mal, le cortó el rollo. ¿Por qué siempre yo? Un amigo de fuera del fútbol me hizo no hace mucho una observación sobre los cambios: siempre quitan a uno de arriba, y siempre al que ha marcado un gol, porque así se va contento. Es verdad, pasa mucho, fíjense. James había marcado gol, pero ni eso le consoló. Se siente mirado por Zidane como un estorbo.