Sainz, el primero de los mortales

Dos Mercedes, dos Ferrari y dos Red Bull, los coches de referencia de la Fórmula 1. Y a continuación, en el GP de China, séptima posición para Carlos Sainz, el primero de los mortales. Magnífica carrera del madrileño, incluso antes de comenzarla al asumir una estrategia tan arriesgada como montar neumáticos de seco para rodar sobre una pista en condiciones muy delicadas. Pagó el tributo en la arrancada, se quedó el último del pelotón, pero a partir de ahí mostró toda la solvencia de un piloto que va ganando en madurez día a día y ya merece mucho más que ese Toro Rosso por debajo de su potencial. Las circunstancias fueron difíciles y el comportamiento de Sainz resultó intachable, manteniendo sobre el asfalto un coche que quería abandonarlo en cada curva.

Actuaciones como la de Shanghai le aportan al español mucho más que puntos para el Mundial. Le posicionan de cara al futuro como una opción sólida para cualquiera de esos equipos de relumbrón que mencionábamos. Los volantes están muy caros, son pocos los coches ganadores y acceder a ellos no será en absoluto sencillo, así que estas exhibiciones son lo mejor que puede hacer Sainz para apuntalar sus posibilidades de futuro. Ya vemos de lo que es capaz Max Verstappen con un coche competitivo, magistral y valiente al holandés, así que ¿por qué no va a hacerlo el español cuando llegue su momento? De hecho, sabiendo lo que hace con un coche de tercera fila yo diría que ese momento ha llegado. Seguro que alguien más se dará cuenta…