Ser el entrenador de Messi

Debe ser frustrante para un entrenador fracasar habiendo tenido a Messi. Bauza es el último de una larga lista de seleccionadores argentinos incapaces de sacar el máximo partido de Leo. Y no, no es un problema exclusivo del Patón. Otros lo han padecido anteriormente. Es como si con el mejor aroma no se supiese crear el mejor perfume, como si con el mejor músico no sonase bien la orquesta. Algo pasa con los seleccionadores de Argentina y Messi. O, mejor dicho, algo pasa con Messi y los seleccionadores de Argentina.

Es una realidad. En el contexto hay que poner también la relación particular del jugador con su país y con su fútbol. Un día escuché que Messi es para los argentinos como el hijo que siendo niño se marchó y para los españoles el que siendo adulto les llegó. Es decir, ninguno le ha dado su cariño por completo y para ninguno el cariño de Messi ha sido del todo puro. Una paradoja de la que nunca consiguió desligarse cuando jugó a nivel de selecciones, territorio en el que ha sido un futbolista mucho más vulgar que cuando jugó a nivel de clubes. Los compañeros que se encontró en uno y otro ámbito terminaron de bifurcar su carrera.

Tampoco le ayudaron los métodos y librillos de una serie de técnicos alejados del moderno fútbol europeo: Pékerman, Basile, Maradona, Batista, Sabella, Martino, Bauza… Que todos fracasaran en su misión de hacer de Messi el Messi del Barcelona contrasta con lo que ocurrió en el club catalán. Ahí está el rendimiento de Leo con los Rijkaard, Tito Vilanova, Luis Enrique y, sobre todo, Guardiola. Quien entendió al Messi futbolista llegó a convertirse en el mejor técnico del mundo gracias a él. Pareció hasta sencillo. No para Argentina, que sin sacar petróleo del mejor jugador del mundo ha terminado sumido en la mediocridadEstas cosas con Maradona no pasaban, piensa por eso una mayoría...