No le ganan un juicio ni al fiscal de Perry Mason

Tras leer el acta de Gil Manzano, en primera instancia a Neymar no lo salvaba ni Batman de los tres partidos de sanción que hoy se han confirmado. Uno por la roja indiscutible por doble tontería (atarse las botas retrasando el saque de una falta y una entrada a destiempo) y dos partidos más por aplaudir al cuarto árbitro cuando se iba en una exhibición de insensatez más propia de criajo inmaduro que de un profesional que aspira a ganar un Balón de Oro.

Otra cosa es que las argucias legales de última hora ante el Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) puedan darle cuartelillo para lograr una cautelar que le retrase la sanción y esté en el Clásico. No será ahora cuando nos sorprendamos en este país de artimañas legales. Eso nos evocaría al Capitan Renault de la película Casablanca cuando tras recoger sus ganancias en la ruleta cierra el casino del Rick’s Café al grito de “¡qué escándalo, aquí se juega!”.

Lo que también sería un milagro es que un club como el Barcelona aunara su política legal y de comunicación, porque una vez visto el fallo del Comité de Competición, ambas provocan sonrojo. Y esta vez, los de comunicación nada tienen que ver, que los mentirosos están muy arriba.

Mientras el Barcelona negaba por babor y estribor haber presentado alegaciones al acta arbitral, nos enteramos por el fallo que presentaron CUATRO. Ni más ni menos. Y ninguna apoyada con una evidencia de video. Es más, en la cuarta alegación le echan de nuevo la culpa a la prensa diciendo que “hay inequívoco interés de algunos medios de comunicación en que Neymar no juegue el Clásico”.

Esa defensa, que no la diseñarían peor ni Oliver y Hardy volviendo de farra podría tener algo de recorrido en el caso de que se hubiera comunicado bien. Pero no, mienten por defecto. A propios y a extraños.

Ahora les queda el TAD, pero con estos ejecutivos, a Neymar no lo salva ni Batman ni el Barcelona le ganaría un juicio a Paul Drake, el fiscal que perdía todos los casos ante Perry Mason.